On, lo íntimo en público

¿Tienen los rokuganíes sentimientos? Es obvio que si. ¿Pero tienen que ocultarlos a toda costa? Los rokuganíes está inmersos en los mismos procesos emocionales que el resto de mortales pero ellos se ven cohibidos por una sociedad opresiva en torno a no mostrar emociones o a hacerlo cuándo se debe y cómo se debe.

SINCERIDAD Y ON

¿Cuándo, dónde y con quién? En situaciones socialmente aceptables y que no creen malestar como por ejemplo el ámbito privado, familiar, en casa de té y geishas... en lugares donde socialmente está aceptado que uno pueda reír sin control, emborracharse, pegar un grito, llorar de emoción o de tristeza... 

Estos lugares se consideran dentro del On, la esfera íntima y personal y por lo tanto hacia fuera no existen.
Se trata de la concepción y contrato social por el cual un samurai queda exento de la rigidez del protocolo en favor de su ninjo o deseo, de su yo interno. 

¿Entonces todo lo que pase en una casa de geishas quedará como un secreto? Si y no. 

Si matas a alguien allí está claro que te has excedido y que ese hecho no se ocultará. Pero si en cambio te emborrachas y lloras por el amor desdichado que sufres entonces eso nadie dirá nada, como si jamás hubiera pasado. Pero ha pasado. Sin embargo esto que existe y a la vez no marca las relaciones entre los rokuganíes en más de una esfera.

Lo que son en lo intimo (On), y como son en la fachada; si es muy distinto, eso impacta. 

Por mucho que los rokuganíes manejen esa separación no son inmunes a los pensamientos, observaciones y juicios de valor que puedan darse en todo momento, es decir, si por ejemplo el regio león, siempre serio, siempre confiable, en una noche tonta llora al lado de uno de sus compañeros y algo borracho le reconoce que cada vez que cierra los ojos ve el rostro de su mujer asesinada y todo el dolor que siente, aunque aquello se hará como si no hubiera pasado es posible que este hecho una a los dos samurais ya que dentro de esa fachada están compartiendo algo muy íntimo y especial.
La relación entre ambos se verá fundamentada a varios niveles y seguramente desde ese episodio tendrán conversaciones fuera y dentro de la fachada más interesantes.

Pero si por contra, lo que cuenta el León borracho es que toda su vida es una mentira y que todas las cosas nobles que se supone que ha hecho son todo mentiras atribuibles a él y que no tuvo valor para rechazarlas, el otro tendrá una peor concepción real del León aunque de puertas para fuera lo seguirá tratando igual aunque sepa la verdad, al menos de manera educada y falsa ya que esa información fue dicha y obtenida en un momento "no existente".
Pero, por supuesto, que este hecho incidirá de manera negativa en cómo a partir de ese momento actúe a su lado, quizás ya no confíe a la primera, no sea la persona a la que elija proteger o esté esperando más mentiras y engaños de los que esta vez el perjudicado sea el mismo, quizás incluso le moleste tanto que quiera demostrar aquella verdad al general pero no puede hacerlo con esas pruebas anteriores sino con nuevas.

De esta forma los rokuganíes tratan de mostrar fuera de la respetabilidad emociones taimadas y adecuadas, claro que pueden sonreír pero no reírse a carcajada limpia e incontrolable. Mostrar reparo o algo de temor, pero no miedo paralizante, desagrado pero no algo que sea tan patente que parezca que va a escupir allí mismo. Se recompensa en la sociedad los sentimientos cuidados, tranquilos y sobretodo meditados y es justo por esto mismo, porque es imposible ser así siempre por lo que existen estos momentos de ruptura y también por el cual los cortesanos son tan buenos en lo suyo y tan peligrosos, pues son maestros en ocultar sus sentimientos y usarlos como deseen.

¿Y si se rompe el On en un lugar no adecuado? Pues entonces dependerá de qué clase de ruptura y dónde y con quién de la misma forma de la que hemos hablado antes. No es lo mismo hacerlo con unos amigos que con tu señor. No es lo mismo que la ruptura con tu señor sea un ataque de risa ante un comentario ingenioso que un gesto de desagrado ante una orden impuesta. Tampoco es lo mismo mostrar pena o amor delante de un enemigo (y más si es cortesano) que ante un aliado.

¿Y qué pasa en las rupturas abruptas sin tener en cuenta quién está delante o dónde? Como por ejemplo romper a llorar en mitad de una calle. Pues en ese caso, si estamos rodeados de desconocidos la masa, la educación general tenderá a suplir la respetabilidad que tu has roto y todos te ignorarán como si no existieras.
Esto es debido a que hay tres tipos de fachada en la sociedad, la personal de quien la rompe, la personal de quien lo ve y la de la sociedad. Y puede que la de quien la rompe haya quedado partida pero el resto no, y en una sociedad basada en la contención esa clase de actitudes que romper el bienestar social no es nada adecuado así que como se entiende que no son máquinas el mecanismo social lo suple.
El samurai que rompe a llorar en mitad de una calle de Otosan Uchi jamás pasó.

PERCEPCIÓN Y VERDAD

Ningún énfasis es suficiente para destacar la diferencia entre percepción y realidad.

Ser honesto en Rokugan es ser grosero. Lo único que importa es la percepción, no la verdad. Si un samurai es un borracho, un jugador, un mujeriego...  no importa, mientras sea discreto. Indicar las debilidades de otros los incomoda a ellos y a ti, trayendo la vergüenza a la familia de ambos. 

Lo mismo puede decirse de la fe y del bushido. Si un samurai se presenta a sí mismo como un hombre pío que intenta alejarse de sus preocupaciones mundanas la corte lo considera honorable. La verdad se comenta a menudo en círculos de cotilleos, pero se la considera murmullos inocuos y se la ignora.

A los clanes les preocupan los resultados. Un samurai que gana batallas y aporta gloria a su familia es felicitado por su grandeza. Uno que no lo hace se afeita la cabeza mientras es joven para no traer mas vergüenza a su familia.

Todo el mundo en Rokugan sabe que muchos samurai son mocosos despreciables y consentidos que necesitan una lección de humildad, pero para guardar la compostura no dicen nada. Es el samurai inteligente el que es capaz de humillar al samurai bruto sin causar a su familia una perdida de prestigio que destaque encima de todo lo demás.