Shugenjas y magia

El papel del shugenja es uno de los menos comprendidos de Rokugan. 

Como se menciona antes, la gente reverencia a la naturaleza. Es una fuerza con la que no se debe jugar, y cuando ven los «hechizos» de los shugenja sienten como los escalofríos recorren su espalda.

Sin embargo, los shugenja son mucho más que simples brujos conjuradores: son los cimientos de la religión de Rokugan. Son sacerdotes que enseñan los rituales que practican los rokuganeses; mantienen los nombres de las Fortunas, miden el paso del tiempo y son la clase más culta de todo el imperio.

Un shugenja empieza su carrera (como todos los rokuganeses) a una edad muy temprana. Se les enseña en las escuelas de shugenja, en las que pasan los siguientes cinco a nueve años limpiando, lavando, acarreando agua y leña y realizando otras labores manuales. También aprenden a leer y escribir. 

Cuando se considera que el aprendiz está preparado, se le inicia en el primer nivel de secretos de la escuela. En este escalón el shugenja empieza a comprender cómo comunicarse con los kami y realizar los rituales básicos.


Estos rituales y plegarias están escritos en pergaminos que el shugenja lleva consigo. Los pergaminos están escritos en un lenguaje cifrado que sólo aquellos entrenados en su escuela pueden leer. 
Cuando desea realizar un ritual o plegaria, lee el pergamino. Algunos rituales requieren cánticos e incienso, mientras otros sólo técnicas sencillas de meditación. Estas actividades se parecen mucho al maho (la magia de sangre), y es por ello que algunos campesinos los ven con miedo e incluso desconfianza.

Magia popular

La gente humilde de Rokugan también practica su propia rama de la magia, aunque hace una distinción entre la «magia popular», la de los shugenja de los Clanes y la magia oscura de los tsukai. 
La magia popular implica la adivinación mediante la astrología y el lanzar piedras y monedas. Los campesinos ven la adivinación como una práctica menos ofensiva porque sólo se trata de leer los elementos y no de manipularlos.

Lo que la Magia puede hacer

«Magia» es un término muy amplio para describir los efectos aparentemente sobrenaturales generados por los shugenja. De hecho, todo lo que éstos hacen con sus pergaminos y cánticos es utilizar las energías elementales que rodean a cualquier rokuganés en todo momento. 
Los shugenja también son capaces de crear efectos sobrenaturales rogándoselo a los kami con sus rezos. Si se los halaga de forma adecuada, éstos pueden otorgar poderes increíbles a los shugenja.

Recurrir al poder de los elementos permite al monje influir y alterar el mundo a su alrededor. Rogando a las Fortunas es capaz de producir efectos más elaborados, incluidos efectos climáticos y terremotos. 
Invocando el nombre de los ancestros es capaz de crear protecciones contra espíritus malignos, oni y otras criaturas de las Tierras Sombrías.

Lo que la Magia no puede hacer

Incluso con sus poderes fantásticos, hay cosas en las que un shugenja no puede influir. La humanidad no puede cambiar su destino. Ni siquiera un shugenja se atreverá a alterar los patrones celestiales.

Cuando el último aliento ha escapado de un cuerpo, el alma va con él. Los rokuganeses no conciben errores sobre la muerte. Traer de vuelta a su cuerpo a un espíritu es un sacrilegio y trae consigo numerosos problemas. Un alma muere cuando le llega su hora, y tratar con cadáveres es un oscuro trabajo, punible con la muerte. Por otro lado, la magia tampoco puede crear vida.

Además, la magia mortal no puede influir en las mareas, la luna o las estrellas. Éstos son todos «celestiales» y no deben ser alterados por el hombre. Los shugenja piden a sus ancestros (que tienen mucha más autoridad) que creen estos efectos, y no se cuestionan una respuesta negativa.


Los hechizos

"No puedes dar órdenes a los elementos más de que puedes dar órdenes a las estrellas del cielo.
Debes aprender a oír la música del coro celestial. Una vez logrado, debes aprender a bailar"
El Tao de Shinsei 

Los shugenja no manipulan o dan órdenes a los elementos, permiten que sus energías se mezclen con el elemento, ganando así su favor e influencia. 
Este método puede ser increíblemente agotador para la mente y el cuerpo de un shugenja. Cuanto más poderosa es la magia, más agotadora es física y espiritualmente.

Los hechizos se agrupan en los cinco elementos de Shinsei, cada uno con un efecto que se corresponde con la naturaleza de dicho elemento.

Como los maestros del Vacío podrían enseñarte, cada uno de los elementos es como una joya de múltiples facetas. Hay fuerza en la Tierra al igual que el Agua puede ser símbolo de resistencia y aguante (conforme se abre camino a través de la montaña).

Los shugenja pasan años perfeccionando estas técnicas; las palabras de un pergamino son simplemente recordatorios mentales, físicos y espirituales. Finalmente, un shugenja se acostumbra tanto a lanzar un hechizo concreto que ya no necesita estos recordatorios, pero esto lleva aún más tiempo y práctica (y una vez que dominan con esta soltura el conjuro, se benefician de poder tenerlo leerlo cuando van a lanzarlo, contando como una ayuda en lugar de ser una necesidad). 

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