Economía Rokuganesa

KOKU
 
Cuando el trueque no es suficiente, la divisa utilizada por Rokugán es una moneda conocida como koku, creada en el año 243 por el Grulla Yasuki Tanaka, y que teóricamente representa la cantidad de arroz necesaria para alimentar a un plebeyo durante un año (cinco fanegas, 200 Kg).

Los koku son monedas de oro acuñadas en forma de círculo con un agujero en el centro para poder colgarse en cuerdas. Un koku se puede cambiar por cinco bu (abreviatura de ichibuban, 1 fanega cada uno) de plata. Un bu se puede cambiar por diez peniques de cobre, o zeni (1 celemín), por lo que cada koku (200 Kg de arroz) equivale a cincuenta zeni (4 Kg de arroz cada uno).

Sin embargo, todos los clanes acuñan sus propias monedas, cuyo valor depende de la cosecha de ese año. El resultado final es un mercado de divisas floreciente, pero vergonzoso, entre los mercaderes de la ciudad, así como variaciones regionales y anuales en los precios de los artículos. 

1 koku = 5 bu = 50 zeni


IMPUESTOS

Cada estación de cosechas produce aproximadamente 25 millones de koku de arroz en Rokugan. También provoca la llegada de los recaudadores de impuestos a las granjas, listos para recaudar el 60% de todo lo que el campesino haya producido ese año.
Los recaudadores de impuestos no siempre recogen comida. Los campesinos también pueden ofrecerles seda, sake, telas o té. En algunas ocasiones hacen tales ofrendas como soborno para que no se informe de un nuevo campo de arroz a su señor.


POBREZA

Cuando los magistrados del daimyo llegan en otoño para recaudar los impuestos, muy a menudo se encuentran con que el mal tiempo o los bandidos han dejado al campesino sin nada que entregar de todo ese año de trabajo. Algunos daimyo son generosos y permiten a los campesinos un año de respiro en el que reconstruir sus cultivos. Otros son menos compasivos y exigen el tributo de otras formas. Algunos campesinos se ven obligados a vender a sus hijas para pagar a su daimyo y otros son ejecutados sin piedad, siendo sus tierras entregadas a otra familia para que las cuide.



LA ECONOMÍA SAMURAI

Los samurai ganan, anualmente, una cantidad de Koku igual a su Estatus x 10. Esto es importante por que, si bien un samurai no paga por muchas cosas que recibe de su clan (como casa y comida), si quiere darse lujos debe costearselos el mismo. Y técnicamente, es pobre en comparación con varios tipos de heimin.

En teoría, los samuráis rokuganeses no deberían necesitar utilizar dinero a menudo. Son siervos de su señor, que debe proporcionarles todo aquello que necesiten para servir al máximo de sus capacidades. Algunos samuráis, especialmente los más tradicionalistas, consideran el dinero impuro, o al menos vulgar, y generalmente por debajo de su condición.  

Sin embargo, en la práctica el dinero resulta de gran utilidad. Tanto si se trata de un daimyō que intenta prepararse para una guerra como de un samurái de bajo rango al que se le ha encomendado un arduo viaje para entregar una carta a un aliado local, en muchas ocasiones el hecho de disponer de dinero hace que la vida se torne mucho más fácil.

Mientras que un daimyō puede recurrir a alianzas y juramentos para reunir tropas, el reclutamiento de soldados se produce mucho más rápidamente si se ofrece una compensación inmediata. Aunque hasta el samurái de menor rango puede ordenar a los plebeyos de las tierras de su señor que le brinden asistencia en sus viajes y que estos luego soliciten compensación a los magistrados locales, estos plebeyos se mostrarán mucho más solícitos si consideran que se les trata de forma justa, y, en ese sentido, el dinero resulta de gran ayuda. Además, por supuesto, los criminales y mercenarios a menudo se niegan a trabajar por otra cosa que no sea una bolsa llena de koku y bu.  

Aunque la mayoría de los samuráis prefieren no dedicarse personalmente al comercio, por lo general no se les prohíbe manipular dinero o comprar y vender artículos; simplemente se considera que es una tarea despreciable para alguien de su condición social.  

Generalmente hablando, cuando el señor de un personaje le asigna una tarea, equipará adecuadamente al personaje, tal como corresponde a su posición. Cuando envía a un bushi a la guerra, el daimyō le equipa como mínimo con una armadura de ashigaru, varias armas adecuadas a su estilo de combate, y quizás un poni rokuganés, dependiendo del campo de batalla. Hacer lo contrario sería una sentencia de muerte, y enviaría un mensaje muy claro sobre la opinión del señor acerca de su subordinado. Del mismo modo, cuando se envía a alguien en un viaje a la corte, para recaudar impuestos, o para completar cualquier otra tarea, un señor responsable provee a sus sirvientes con el equipo necesario para completar su tarea.  

Por supuesto, es posible que a veces un personaje desee un objeto que su señor no le ha proporcionado. Abordar este tema no es fácil, pero puede ser necesario para tener éxito.

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