Los 5 anillos

En los albores de la civilización, mientras la humanidad trataba de comprender la creación, los principales filósofos determinaron que el mundo estaba compuesto por cinco elementos: Agua, Aire, Fuego, Tierra y, finalmente, el Vacío, que mantiene unidos a los otros cuatro.

Estos elementos, también llamados anillos, están representados en los espíritus sagrados de la tierra y el mundo natural, pero también en la sociedad y en la mente humana. 

Los sensei de todo Rokugán enseñan a los samuráis durante su instrucción a observar y expresar estos elementos diferentes en todo lo que hacen.


La Tierra es la virtud de la resistencia y la templanza. Sólo comprendiendo cómo contener la propia fuerza puede uno liberarla correctamente. Resistencia, memoria, paciencia y disciplina.
La Tierra es piedra, madera y metal, pero también la terquedad de una mula y la paciencia de una tortuga. 

El Fuego
es la virtud de la pureza de acción. Sólo la acción sin el peso del pensamiento puede ser como el fuego. Pasión, inventiva, sinceridad y ferocidad.
El Fuego es el suave calor del sol o la furia de un incendio forestal, pero también la chispa de la innovación, la pasión de la devoción y la ferocidad de un gato salvaje. 

El Agua es profunda, fuerte y fluida. Sólo comprendiendo la fuerza del agua puede la propia mente ser pura, profunda, fluida y fuerte.
El Agua es la adaptabilidad y flexibilidad de un pulpo; adopta la forma de aquello que la contiene, ya sea un charco, un río o un mar infinito. 

El Aire es el toque sutil. Sólo comprendiendo el cambio de los vientos puede uno comprender el pulso cambiante del corazón y del mundo que le rodea. Elegancia, perspicacia, astucia y precisión.
El Aire es el clima y el viento, lo invisible y lo indirecto, además de la rapidez de un ave de rapiña. 

El Vacío es todo y nada. No puedes entender del secreto del vacío; debes saberlo. Misticismo, sabiduría, intuición e instinto.
El Vacío es la oscuridad del cielo nocturno o el nirvana, a la vez presente y trascendente.

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