Los Wakashu

Japón tiene una tradición milenaria de reglas sociales estrictas y restrictivas. Especialmente en términos de género, vestimenta y comportamientos adecuados en sociedad. A pesar de ello, a diferencia de lo que ocurrió en Occidente, la historia pre-moderna no fue prohibitiva en el terreno sexual para los japoneses.

Por el contrario, hasta hace relativamente poco no existían dos géneros en Japón, sino tres. Hombres, mujeres y ‘Wakashu’: varones jóvenes, refinados y ‘de formas hermosas’ que podían vivir libremente la homosexualidad. Con el tiempo, esta tercera categoría se difuminó en la tierra del sol naciente.

Wakashu, literalmente, se traduce del japonés como ‘persona joven’. Antiguamente, se utilizaba para designar a los varones que transitaban por la adolescencia. Sin ser propiamente niños ni adultos, entraban a un periodo de autoconocimiento en el que, socialmente, se les permitía experimentar con la expresión de género en la vestimenta y la orientación sexual.

Por esta razón, todos los hombres japoneses pasando por la pubertad podían ser denominados como ‘wakashu’ en algún momento hasta la ceremonia de mayoría de edad llamada genpuku (generalmente entre los 15 y los 20 años). 
 
Hasta la adulted que marca el genpuku, los Wakashu usaban kimonos con mangas abiertas, se rasuraban la mata de pelo en la coronilla, llevaban un chongo elegante y dejaban unos mechones laterales sueltos. Esto contrastaba con el peinado de los hombres adultos, quienes eliminaban todo el cabello de la parte más alta de la cabeza.
 

A diferencia de otros jóvenes, los Wakashu llevaban prendas similares a las de las mujeres solteras. Podían distinguirse de otras personas por sus kimonos coloridos, sueltos y largos. Las fronteras de vestimenta entre unos y otros realmente no eran claras, sino que se permitía una flexibilidad que en otros terrenos de la vida cotidiana era impensable para las ‘buenas costumbres’ japonesas.
 
El florecimiento de los Wakashu se dio, principalmente, durante la era Edo. Esto corresponde a los siglos XV y XVIII en la línea del tiempo occidental. Además de portar vestimentas específicas, generalmente se empleaban como aprendices de algún oficio. Generalmente, además, establecían relaciones amorosas con sus maestros.
En esta etapa, además, los hombres que se identificaban como tal eran considerados como ‘jóvenes hermosos’. El arquetipo tradicional en Japón consideraba que un Wakashu, además de estar bien vestido y ser refinado, debía de ser un hombre homosexual. Las mujeres, en contraste, no pasaban por esta transición.
 
El genpuku
 
El término de este periodo de expresión de género libre se marcaba con la ceremonia genpuku, en la que los Wakashu empezaban la vida adulta tradicionalmente. Samurais, hombres nobles y plebeyos por igual celebraban esta transición definitiva, después de la cual, podrían empezar a usar kimonos con mangas redondas: el atuendo oficial de los hombres adultos.
 
A pesar de la importancia social que tenía el genpuku, no había una edad definida para celebrarlo. Todo dependía del desarrollo personal de la persona, sus características y personalidad individual. En algún punto después de la Era Edo, sin embargo, la costumbre se perdió para siempre.
 
Había hombres que decidían pasar el resto de sus vidas como Wakashu, ya que durante este periodo las personas podían gozar libremente de su sexualidad. Sin importar si su pareja era hombre o mujer, los jóvenes en esta transición no tenían realmente responsabilidades, ni debían de seguir un código binario de vestimenta.
 
Por el contrario, como socialmente se les permitía hacerlo, la libertad erótica era uno de los ejes principales de comportamiento para estas personas. A pesar de esta apertura, quienes se consideraran a sí mismos como ‘Wakashu’ debían de ser maduros con su cuerpo y sexualidad:
 
Con los hombres adultos, Wakashu asumió un papel pasivo, con las mujeres, uno más activo. Las relaciones entre dos Wakashu no fueron toleradas. Lo que es más: los Wakashu podían ser objeto del deseo sexual de mujeres mayores, hombres más grandes que ellos o personas de su misma edad, sin importar el género.


Cuando cruzaran el umbral de la adultez, sin embargo, las personas no podían sentir deseo sexual por un compañero del mismo sexo, ni llevar relaciones íntimas más que con su esposa.
Por ello, algunos hombres maduros decidían ser Wakashu toda su vida. Se empleaban en la prostitución, pero conservaban las formas refinadas, la expresión de género y la estética que habían adquirido durante su juventud.
 
Era Meiji
 
Con el fin de la era Edo los Wakashu se encontraron con el ocaso de su aceptación social. Durante la era Meiji, inmediatamente después, este término se sustituyó con la palabra ‘shōnen’, que quiere decir ‘joven’ o ‘muchacho’. 
Por su parte, se empezó a utilizar la palabra ‘bishōnen’ para hacer referencia a los ‘varones hermosos’.
 
Las relaciones amorosas y eróticas entre los Wakashu y sus maestros también terminaron hacia finales de la era Edo. Aunque por siglos este tipo de uniones duraban toda la vida, la represión sexual tomó un tamiz más fuerte en el Japón moderno, mucho más en contacto con la ética restrictiva occidental.
 
Esto fue así porque, en gran medida, las representaciones teatrales, literarias y artísticas mostraban a los Wakashu en posiciones eróticas explícitas. La fluidez sexual estaba permitida al nivel que había obras de teatro enteras para explicar sus costumbres y parámetros sexuales con hombres y mujeres por igual.
 
Con el siglo XIX, la represión hacia los Wakashu fue tal, que se les prohibió usar públicamente la misma ropa que las jóvenes solteras. Lo que por siglos fue motivo de orgullo y respeto social, de pronto se convirtió en una razón de sentir vergüenza.
Antes acogidos, los Wakashu fueron objeto de burlas y resentimiento social.
 

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