Washi
El wagami es el papel rokuganí. Las fibras utilizadas más conocidas salen de la corteza interior del árbol gampi, el arbusto mitsumata, o el arbusto de kozo o morera de papel.
Cada una de ellas confiere al papel características particulares.
El washi Kozogami es el más utilizado, sus fibras son las más largas. Estas fibras hacen un papel más resistente al agua y más parecido a la tela que al papel. Pueden cultivarse y representan el 90% de las fibras utilizadas.
El Gampi-shi, se caracteriza por sus fibras sólidas, brillantes. Produce un papel translúcido, con una superficie lustrosa. Se usa en manualidades y libros.
Debido a la dificultad e incluso a la imposibilidad de cultivarla, Gampi es una fibra preciosa. Posee, además, una particularidad: su savia es tóxica y sumamente resistente frente a los daños causados por los insectos.
El Mitsumatagami Suelen tener una superficie fina de color marfil y se usan para caligrafía.
El papel rokuganí tiene vetas en un sentido como la madera. Muy difíciles de ver. Se desgarra en el sentido de la veta en forma lineal y tranversalmente es muy resistente al desgarro.
El buen washi, a medida que pasan los años y si no median otras circunstancias, se va blanqueando, por lo que un pergamino viejo será más blanco que uno nuevo si ha estado bien conservado, aunque sus kanjis
La calidad del agua es un elemento importantísimo en la fabricación del papel washi. Las fibras generalmente se sumergen en agua para lavar la suciedad y las impurezas, razón por la cual todas las regiones de fabricación de papel tienen un acceso cercano a agua natural clara, limpia y de calidad.
La artesanía del washi
La elaboración del washi implica un proceso largo e intrincado que a menudo se lleva a cabo en el clima frío del invierno, porque el agua corriente pura y fría es esencial para su producción.
De hecho, elaborar washi es el trabajo de invierno de algunos agricultores. La elaboración sigue los siguientes pasos.
En primer lugar, se quita la corteza exterior de la morera y se deja en remojo en agua durante varios días. De ahí la importancia del agua fría, fresca y limpia, porque esto afectará a la calidad del papel.
A continuación, se hierve la planta y se limpia de cualquier tipo de impureza y suciedad. Las fibras se blanquean colocándolas en un área protegida de un arroyo. Las impurezas restantes del proceso se retiran.
Seguidamente, se golpea la planta usando martillos y palos de madera para aflojar todas las fibras. Esas fibras o ya casi «bolas de pulpa húmedas» se mezclan en agua espesada, que ayuda a mantener las fibras largas esparcidas uniformemente.
Esto es lo que tradicionalmente se llama neri, un material mucilaginoso elaborado de manera natural a partir de las raíces de la planta tororo aoi (de la familia del hibisco)
Para la elaboración del papel, se emplea uno de los dos métodos tradicionales: el nagashizuki o el tamezuki. El primero, usa neri en la tina y produce un papel más delgado, mientras que el segundo método no usa neri y produce un papel más grueso.
En ambos métodos, no obstante, la pulpa se coloca en un tamiz que se agita de arriba a abajo y hacia los lados para esparcir las fibras de manera de manera uniforme. Este momento es clave y dejará ver la maña de cada artesano en el producto final.
Finalmente, la mezcla se filtra en rejillas de bambú y se deja secar al sol.
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