Ningyo

Las sirenas son conocidas como ningyo en japonés, pero son muy diferentes a las sirenas de la tradición occidental. No en vano, ningyo se traduce como pez humano antes que como sirena.

A diferencia de las sirenas del Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, los ningyo del Océano Pacífico y el Mar de Japón son espantosos de contemplar. En lugar de sirenas seductoras, son pesadillas de otro mundo. Los ningyo son más peces que humanos. Pueden tener desde caras feas y deformadas, parecidas a peces, hasta torsos humanos enteros con dedos largos y huesudos y garras afiladas. Ningyo varía en tamaño desde un niño humano hasta una foca grande.

Desde el final del período Edo y la apertura de Japón a Occidente, los ningyo que se asemejan a las sirenas atlánticas de estilo occidental se han vuelto populares en Japón. Sin embargo, la sirena tradicional japonesa es más una bestia que una belleza.

Los primeros avistamientos de sirenas registrados en Japón se encuentran en el Nihon Shoki, que es uno de los libros más antiguos de la historia clásica japonesa y se remonta al año 619 d.C. Se cree que la carne de un ningyo otorga vida eterna y juventud a quienes la comen y, por lo tanto, es el tema de muchos cuentos populares. Sin embargo, esta comida conlleva un peligro que la mayoría de las personas no están dispuestas a correr; Ningyo puede imponer una poderosa maldición a los humanos que intenten herirlos o capturarlos. Algunas leyendas hablan de pueblos enteros que fueron tragados por terremotos o maremotos después de que un pescador tonto trajera a casa un ningyo en una de sus capturas.

En L5A, los Ningyo están mas cerca de las sirenas occidentales que del folclore japonés, tal y como el Criaturas de Rokugán presenta en la pág 117. Es buen ejemplo de que una cosa es Japón y otra Rokugán, pues veréis que poco tienen que ver ambas versiones. 

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