Susu Harai y Ōsōji

La limpieza de los templos es un ritual milenario celebrado a partir del día 13 del mes del Décimo Hijo con motivo del fin de año y que recibe el nombre de Susu Harai (すす払い o 煤払い).

Para prepararse para el Año Nuevo, sacerdotes y feligreses eliminan el polvo acumulado a lo largo de los meses en el tatami de las grandes salas golpeando el suelo con varas de bambú.
La idea es que las manchas, físicas y espirituales, del año pasado se limpien o froten y el templo se purifique para prepararse para el próximo año.
La entrada en el año nuevo se entiende como un nuevo comienzo en la vida de cada uno y por eso se limpia el templo para expulsar la mala suerte, empezar de nuevo sin malas cargas y purificado del año anterior.
Susu-harai significa literalmente «barrer el hollí­n». En las casas existe a veces una "chimenea" en la sala central. Esta chimenea, llamada irori  era un pequeño agujero cuadrado y justo arriba desde el techo colgaba una barra de metal que acababa en un gancho llamado jizaikagi —muchas veces con forma de pez pues se decía que se evitaban los incendios si añadiamos un elemento de agua— del que se colgaba la tetera, o los útiles para cocinar. Esta hoguera doméstica ensuciaba bastante y de ahí­ la expresión.
 
Desde antaño, está necesidad de limpieza se bifurcó a más espiritual en los templos (susu harai) o más prácticos en los hogares, el Ōsōji (大掃除), la limpieza a fondo del hogar que se hace igualmente el mes del tigre.
 
Y es que la limpieza de fin de año tiene un sentido práctico ya que en los últimos días del año, la Fortuna Hanamari —de la pesca y la comida abundante— se pasea por las casas decidiendo sus favores para el nuevo año, pero la suciedad y el desorden no le gustan.

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